En el futuro habrá,
posiblemente, una profesión que se llamará OYENTE.
A cambio de pago, el oyente
escuchará a otro atendiendo a lo que dice.
Acudiremos al oyente porque, aparte de él,
apenas quedará nadie más que nos escuche.
Hoy perdemos cada vez más la
capacidad de escuchar. Lo que hace difícil escuchar es sobre todo la creciente focalización
en el ego, el progresivo narcisismo de la sociedad.
Narciso no responde a la
amorosa voz de la ninfa Eco, que en realidad sería la voz del otro. Así es como
se degrada hasta convertirse en repetición de la voz propia.
Escuchar no es un acto
pasivo. Se caracteriza por una actividad peculiar. Primero tengo que dar la
bienvenida al otro, es decir, tengo que afirmar al otro en su alteridad. Luego
atiendo a lo que dice.
Escuchar es prestar, un dar,
un don. Es lo único que le ayuda al otro a hablar.
Fdo: Alguien que tiene una cita
para ir al psicólogo.-