Ya cansados están mis ojos
de no verte, pesados se sienten como roca lanzada a un profundo lago.
Ausentes,
errantes, dolidos, llovidos por tempestades secas.
Tu ausencia es un constante
martirio, es un cataclismo que destruye mi soñar, mi dolor no pasa, tú a mi
lado ya no estás.
Porque no hay amor que se
base en el descuido.
De hecho, no hay nada que caracterice más el pensamiento
de una buena persona que el de cuidar y amar sin esperar nada a cambio.
Así con
esa delicadeza que hacen las madres.
A las que se fueron
demasiado pronto.
A las que nos dejaron sin
querer marcharse.
A las que brillan cada noche
allí arriba.
A los que están en nuestros
sueños día si y día también.
A las que nos dejaron un poco
más solos y solas, aunque no se hayan ido del todo.
A las que nos dejaron miles
de cosas por decir.
A las que serán siempre
aunque no vuelvan nunca.
A las que esperamos volver a
ver.
Que bonito. Cómo extrañamos el calor de los que se marchan de nuestro lado....
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